ECOLOGIA EMOCIONAL (III): LA TRISTEZA



Siguiendo con la ecología emocional, hoy me toca hablar de la tristeza; poco a poco he ido aprendiendo que la tristeza puede ser una buena amiga que te enseña cosas muy valiosas; si no la temes y aceptas sentarte a su lado, te puede transformar. Hablo de ella desde el punto de vista de la MTC, y propongo cinco pautas sencillas para trabajar con ella.

LA TRISTEZA Y LA FASE METAL
La tristeza es el sentimiento que se asocia con el elemento Metal, que resuena con el otoño, y se manifiesta en el cuerpo a través de la actividad del Pulmón y del Intestino Grueso. 

El elemento Metal tiene que ver con el refinamiento de lo grosero para obtener la esencia pura; así en otoño los frutos y las hojas caídas al suelo se pudren para fertilizar el suelo y constituir el sustrato del crecimiento. Así a través de la respiración (Pulmón), cogemos lo más valioso del aire, (Qi en MTC o Prana en Yoga), para nutrir la esencia propia del cuerpo. También tiene que ver con el cambio y la transformación, y la eliminación de lo que no sirve, la limpieza y el drenaje (cualidades que se traducen en la actividad del Intestino Grueso).
(imagen by Matthew Doogue)
  

La tristeza, emoción asociada a la fase Metal, dicen los chinos que roba la energía, hace desaparecer el Qi.  Su movimiento es hacia abajo y hacia dentro, es una emoción Yin, pasiva. Afecta principalmente al Pulmón, pero también si se mantiene durante tiempo afecta el corazón. La aflicción, la desesperación,  el dolor, el arrepentimiento son matices de la tristeza y producen el mismo efecto energético.
El ideograma del Metal representa unas pepitas de oro escondidas bajo el suelo.  El Metal es valioso, y lo valioso yace profundo dentro de nosotros mismos. A nivel espiritual, nos habla de la conexión con lo divino, y de cómo lo llevamos a la vida diaria. ¿Ahora bien, qué tiene que ver la tristeza con todo esto?

EL TESORO ESCONDIDO
La tristeza es una emoción que aparece naturalmente en situaciones de pérdida (duelo, final de una relación afectiva, alejamiento de los seres queridos o de la tierra natal).  Nos lleva más para adentro, haciéndonos menos receptivos a las necesidades de los demás y más receptivos a las necesidades propias.  Nos habla de la necesidad de despedir a los seres que ya no pueden seguir en nuestra vida, a las actitudes que nos hacen sufrir y nos impiden crecer. El dolor es un motor para la transformación, si se vive con una actitud adecuada y no rehuyendo de él, negándolo o escondiéndolo,  ni justificándolo con historias desdichadas. Como decía una profesora mía, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento nos lo infligimos nosotros-mismos.

La tristeza tiene pues su utilidad y nos puede enseñar mucho sobre nosotros mismos. Nos ayuda a deshacernos de las ilusiones, los apegos, las proyecciones y a reconocer las cosas y las personas como son para despedirlas cuando ha venido el tiempo. Al favorecer en nosotros la introversión y el autoconocimiento, nos ayuda a conectar con un sentido más alto, nos ayuda a encontrar verdaderamente las pepitas de oro que todos llevamos dentro, lavando y lavando el barro en lágrimas. 
 A través de ella podemos conectar con lo más valioso que tenemos dentro, un sentido de serenidad que no depende de las circunstancias, de nada ni de nadie, el espíritu dentro de nosotros. 

EL METAL ENFERMO
Las personas que tienen un elemento Metal desequilibrado pueden fácilmente quedarse estancadas en la tristeza, como si eternamente estuvieran llevando el duelo de una vida que han imaginado pero no han recibido, o una persona que quisieran haber sido pero no han sido.
En este caso, la tristeza es una emoción de separación entre lo que anhelan y lo que consiguen, que expresa la falta de aceptación hacia uno-mismo y las propias circunstancias. Las personas con predominancia del Metal suelen ser muy perfeccionistas, anhelando la perfección en todos los ámbitos y siendo duros consigo mismos por una falta de autoestima muy profundamente arraigada.  En este caso, la tristeza puede ser subterránea,  y la persona tiene tendencia a pensar que cuando reciba lo que anhela, todo cambiará, sin darse cuenta de que la vida no podrá amoldarse nunca a sus expectativas exageradas.
Cuando el Metal está desequilibrado, también  puede haber un problema para dejar ir a los objetos, las personas y las circunstancias, para soltar materialmente, emocionalmente y espiritualmente. Al no conocer el valor propio, la persona basa su valor en cosas externas y desarrolla apego a ellas, ya que al perderlas perdería su valor propio; no ha encontrado sus pepitas de oro y desarrolla sustitutos.  La parte Yang del Metal está asociada con esta facultad de soltar y eliminar lo inútil antes que resulte tóxico (correspondencia física: Intestino Grueso).
El desequilibrio en el Metal y la tristeza crónica pueden aislar a la persona de los demás y de la experiencia directa de la vida; sus altas exigencias no le facilitan las relaciones. La parte Yin del Metal es la que conduce a construir lazos afectivos profundos y equilibrar el dar y el tomar así como experimentar el presente tal cual es sin filtros conceptuales o intelectuales. (correspondencia física: Pulmón).

5 EJERCICIOS PARA TRABAJAR CON LA TRISTEZA

1.      Entregar y limpiar la emoción

El primer paso para poder salir de la tristeza crónica es reconocer y permitir la emoción. Para ello, siéntate tranquilamente en un sitio donde no te vayan a molestar, y siéntate con tu tristeza. Siéntela físicamente, ¿cómo se manifiesta? Hay peso en tu pecho, un sentimiento de tener una piedra en vez del corazón, ganas de llorar, dolor y pesadez en tus miembros? Trata de respirar conscientemente mientras observas tu paisaje interior. No luches contra el dolor, siéntelo. Si vienen las lágrimas, bienvenidas sean. Cuando lo permites conscientemente de manera sostenida, poco a poco se va creando un espacio alrededor del dolor, y poco a poco las sensaciones físicas van cambiando, se van haciendo más suaves y tenues. También pueden aparecer otras emociones que estaban debajo de la tristeza: rabia, impotencia, culpabilidad, apego, miedo, con sus sensaciones físicas asociadas. Reconócelas, dales espacio también, sin entrar en un diálogo mental o en justificaciones. Observa. ¿Qué tienes que dejar ir para poder llevar tu tristeza con serenidad? ¿Qué beneficios obtienes aferrándote a esa emoción? ¿Estás dispuesto a renunciar a ellos? Reflexiona sobre ello mientras sigues respirando y observando las sensaciones; observa el cambio que sientes cuando te permites soltar interiormente creencias, personas o situaciones. Permítete sentir y soltar, hasta que las sensaciones vayan menguando… observa si te encuentras un poco más serena.
  


2.       Actos simbólicos para dejar ir

-Recogemos piedras; vamos escribiendo sobre ellas las cosas que queremos dejar ir, meditando sobre ellas. Buscamos un río, mar o lago y tiramos las piedras; cada vez que tiramos una decimos “Gracias y Adios”, meditando en lo que nos enseñó esta cosa o esta persona y sintiendo agradecimiento por ello, despidiéndolo desde el amor y el estar en paz.

-Si una persona se ha ido de nuestra vida y sentimos que tendríamos que haberle dicho cosas, y no tuvimos tiempo o valor para hacerlo: durante tres semanas, cada día escribimos un folio entero (da igual si nos repetimos o si hablamos de otras cosas, pero mantenemos esta persona en nuestra mente mientras escribimos), y lo guardamos sin volverlo a leer. Al cabo de las tres semanas, recogemos todos los folios y sin volverlos a leer, los quemamos. 

3.       Meditación para la tristeza y la depresión crónica

Esta meditación te recarga por completo, es un antídoto para la depresión. Le da a uno la capacidad y el calibre para manejar su vida desde la serenidad.

Siéntate en postura fácil con la espalda recta, extiende los brazos delante tuyo paralelos al suelo. Cierra la mano derecha en puño, envolviéndolo con los dedos de la mano izquierda; las bases de las palmas se tocan, los pulgares están extendidos hacia arriba y juntos. La mirada está enfocada hacia los pulgares.
 Inhala durante 5 segundos, sin retener la respiración exhala durante 5 segundos y en vacío, retén el aliento durante 15 segundos.  Continúa con este ciclo, empezando con 3-5 minutos de práctica y aumentando el tiempo poco a poco hasta 11 minutos.


4.    Meditación de los corazones rotos

Siéntate en postura fácil con la espalda recta, junta las palmas de las manos en Pranam Mudra y conecta la punta de tus dedos medios con el entrecejo. Brazos y antebrazos se mantienen paralelos al suelo. Cierra los ojos, relaja la cara y los hombros.
Empieza a respirar profundamente y conscientemente.
Mantente inmóvil y tranquilo, permitiendo que tu respiración se haga cada vez más lenta y más profunda en cada ciclo.
Medita durante 3, 5 o 11 minutos, permitiéndote sentir todo lo que va surgiendo mientras sigues respirando. 
Al final, inhala completamente, exhale completamente, relaja la respiración y con manos juntas estira los brazos por encima de la cabeza, estirando la espalda mientras respiras normalmente y te mueves con suavidad.


5.      Alimentación para nutrir la paz

Los sentimientos de tristeza crónica y la depresión pueden estar relacionados con deficiencias nutricionales
que afectan a la producción de neurotransmisores. En particular, la deficiencia en cinc es común en los cuadros depresivos: puedes tomar cinc comiendo semillas de calabaza, sandía, sésamo así como cacahuetes y chocolate; si no eres vegetariano también encontrarás mucho cinc en las ostras, la carne magra de res, la carne de cordero.
El triptófano es un aminoácido precursor (que sirve de base para la producción) de la serotonina, uno de los neurotransmisores relacionados con el sentimiento de bienestar. Niveles bajos de serotonina son comunes en personas depresivas, y la falta de luz otoñal, que hace disminuir la secreción de la serotonina, está a la raíz de la depresión estacional. Asegúrate que tu dieta sea rica en triptófano para sostenerte en momentos difíciles: lo encontrarás en el pavo, pollo, leche, queso, pescado, huevos, tofu, soja, semillas de sésamo, cacahuetes y nueces, así como en el plátano, la piña y el aguacate.

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