Ecología emocional y medicina china



Partiendo de la frase que atribuyen a Buda: “Verdad es lo que es útil”, y de la constatación de que todo lo que existe, existe por una razón, esta entrada es dedicada a entender  las emociones y su equilibrio desde el prisma de la MTC.  Cómo soy una lianta, esto que tenía que ser una entrada van a ser varias, esta más general y después una por emoción… espero que te emociones… 


LAS EMOCIONES COMO GUIA

Útil es ver las emociones como herramientas para conocernos, ser más felices y más sanos (sin hablar de la riqueza que representa la capacidad de sentir todos los matices emocionales, que es para el alma como la música o los colores para los sentidos). La emoción, al fin y al cabo, es un movimiento interno de la energía que nos habla de nuestras necesidades; como un sistema de guía que nos dice “Te has olvidado mucho de ti últimamente” o “Ya toca limpiar la casa” o bien “¿Qué tal si montamos un fiestuki hoy?”
Sin embargo, aunque en nuestras sociedades algunas emociones sean tachadas de “negativas”, por ejemplo la ira o la tristeza, si existen es porque tienen una utilidad en los ciclos de nuestra vida. Si en vez de oponernos al movimiento energético que representan, las sentimos, vivimos, entendemos su mensaje, fluirán y serán un motor poderoso.

LAS EMOCIONES EN MEDICINA TRADICIONAL CHINA

En MTC (Medicina Tradicional China), la faceta mental o Shen se considera un aspecto esencial del ser humano. El pensamiento chino reconoce que las emociones, cuando no son equilibradas, causan enfermedades; así lo expresa el Ling Shu, uno de los textos más antiguos de la MTC:

 El sabio nutre la vida, se adapta a las cuatro estaciones, al frío y al calor, armoniza la ira y la alegría, se mantiene serenamente en el sitio, equilibra el yin y el yang (…). De esta manera, la enfermedad y las influencias perversas no tienen poder sobre él y vive una larga vida.

Las emociones básicas se describen según la cosmogonía básica de la MTC, Wu Xing, llamada teoría de los cinco elementos o cinco fases/movimientos*. Como (aún) no tengo entrada hablando de ello, si te interesa te recomiendo este artículo que lo explica muy bien.
Para hacerlo corto pero bueno, las cinco fases son cinco cualidades de la energía que se usan para  describir el universo y todo lo que contiene, entre otras cosas el ser humano. Estos movimientos son el Agua, la Madera, el Fuego, la Tierra, y el Metal. Cada fase resuena con un color, una estación del año, un olor, una secreción corporal, un sentido, un sistema orgánico y una emoción. 



Así, tenemos:
-la ira, emoción de la fase Madera, que afecta** principalmente al Hígado, es energía prorrumpiendo hacia arriba
-la alegría, emoción de la fase Fuego, que afecta principalmente al Corazón, es energía suelta sin control
-la reflexión o preocupación, emoción de la fase Tierra, que afecta principalmente a Bazo-Páncreas, es energía enredándose sobre sí-misma
-la tristeza, emoción de la fase Metal, que afecta principalmente al Pulmón, es energía que se difumina y desaparece
-el miedo, emoción de la fase Agua, que afecta principalmente al Riñón, es energía que fluye hacía abajo

EMOCIONES FLUIDAS O EMOCIONES ESTANCADAS

Ahora bien, las emociones son naturales y no tienen por qué ser patológicas; son respuestas a estímulos y como mencionamos antes, son un sistema de guía para informarnos sobre la dirección a tomar en el momento donde nos encontramos.
 ¿Cuándo se vuelve patológica una emoción? Básicamente de dos maneras: cuando no la permitimos (no queremos sentirla y la intentamos esconder “debajo de la alfombra”) o cuando nos aferramos a ella (la alimentamos artificialmente con historias y discursos internos). En ambos casos, en vez de tener un movimiento fluido y natural, estancamos el curso de las cosas y preparamos el lecho para el malestar y la enfermedad.
Mirad a los niños: en ellos las emociones son fluidas, y cambian rápidamente. Se olvidan en pocos minutos de la ira o la tristeza que eran toda su vida hace pocos instantes, y siguen viviendo en el presente, dejando fluir las emociones con espontaneidad. En cambio, muchos adultos nos quedamos estancados en emociones que tienen que ver con el pasado (tipo, “pero qué cara dura tiene el tío de la tienda, como me ha estafado, se va a enterar…”) o con el futuro (“dios mío, seguro que no llego a tiempo y me cierran la farmacia y me voy a quedar sin las pastillas y me subirá la tensión…”), emociones que sólo perduran porque están constantemente alimentadas con pensamientos. También nos sentimos mal por sentir algunas emociones y las censuramos (“no debería enfadarme, se supone que hago yoga” o “cómo puedo estar alegre si mi hermana está en el fondo del pozo”) o directamente e inconscientemente elegimos no sentirlas porque son demasiado incómodas. Es común también el esconder emociones unas debajo de otras: algunas personas por ejemplo se ponen de mal humor cuando realmente en el fondo están tristes, pero les es más fácil manejar la ira, que es una emoción yang, activa, que la tristeza, que es yin, pasiva.
En fin, que armamos unos líos con las emociones, que no  es de extrañar que después comprando en la frutería del barrio compruebes que tres cuartos de los presentes están tomando Prozac o Trankimazin!  

8 PAUTAS SENCILLAS DE ECOLOGIA EMOCIONAL

En las siguientes entradas, se hablará de cada emoción  por separado, pero ahí van ocho pautas sencillas de “ecología emocional”.

1)      La emoción es un mensajero: puede que no te guste el mensaje, pero matar al mensajero no es la solución! El primer paso es pues sentir las emociones y permitirlas sin juzgarlas o censurarlas; sólo así podremos convertirlas en aliadas, y entender lo que nos quieren decir. Si no te permites sentir porque tienes miedo que una vez empezado ya no acabe nunca más, puedes recordar esta sencilla frase: “Anitya, eso también pasará” (Anitya es el concepto budista de impermanencia: todo es transitorio. El bonito cuento del anillo del rey habla de esto). Sea lo que sea lo que sientas, tienes derecho a sentirlo, y estás a salvo sintiéndolo; prohibir o esconder la emoción, eso es el peligro.  

2) Sentir no es pensar “oh, creo que estoy triste”… Sentir es también llevar la atención a las sensaciones corporales, la respiración, las tensiones musculares, el exceso o la falta de energía o de movimiento interno. ¿Qué música me apetece escuchar? ¿Cuál es mi color interno hoy? ¿Me duele algo? No te quedes en la cabeza sino que ve más profundo, en las verdaderas sensaciones. Haz un recorrido de tu mapa corporal, siente, permite. Sólo con esta conciencia ya estás fluidificando las emociones y sanándote. Sólo sintiendo podrás identificar qué emoción albergas y empezar a entender qué te quiere decir.

3) Si eres una persona muy temperamental, que se siente frente a sus emociones como un barquito perdido en medio de una tormenta, cuando te sientes desbordad@, vuelve primero a tu respiración; respira hondo, y siente el peso del cuerpo, el contacto de tus pies con la tierra, tangible y sólido. Una vez que te has vuelto a “anclar”, si te ayuda, puedes recordar esta afirmación: “No soy la emoción. Soy la conciencia que observa la emoción. No soy el pensamiento. Soy la conciencia que observa el pensamiento”. Esto te ayudará a recobrar la serenidad necesaria para que no te arrolle totalmente la emoción.

4) Hazte responsable de tus emociones. Culpar a otros, o a la vida, no es que esté mal moralmente, sencillamente es que no es útil.  Te quitas tu propio poder para cambiar las cosas cuando culpas a algo o alguien externo de lo que sientes.

5)  Una vez que sabemos lo que sentimos y aceptamos que nuestras emociones son nuestras,  reflexionar: ¿Qué nos dice la emoción sobre nuestras necesidades internas? ¿Cómo podemos atendernos mejor en este momento?

6)  No alimentes tus emociones con discursos internos, es la mejor manera de desequilibrarlas y estancarlas. Si te puede “la vocecita en la cabeza”, apúntate a meditación, a yoga;  si esto no te llama, dedica tiempo cada semana a algo que te guste, donde estés concentrado y donde la voz se calle (para algunos es cantar, para otros montar a caballo, para otros cocinar creativamente). Esto te permitirá volver al presente más a menudo y hacer menos caso a esta vocecilla esclavizadora que se cree que es tú.

7)  Puedes llevar un diario para conocerte mejor, para plasmar los cambios en tus emociones, para ayudarte a analizar a posteriori qué pasó; a veces en el momento no tenemos la distancia necesaria para entender lo que está en juego, pero al volver a ello más tarde lo entendemos mejor; también el volver a leer sobre como nos sentimos nos confirma Anitya, la impermanencia de las cosas y de las emociones, eso de “no hay mal que cien años dure”, y puede ayudarnos a aceptar las emociones con más fluidez en el futuro. Si eres mujer también te ayudará a entender cómo varían tus emociones con tu ciclo y no luchar contra ello sino respetarlo y crecer gracias a ello.

8)  A veces,  asimilar una situación emocionalmente difícil puede pasar por algo de acción que ayude a digerir el exceso de emociones que te empacha… puede ser algo físico (ir a correr, nadar, bailar, boxear una almohada), o algo más tranquilo (pintar lo que sientes, tocar música, meditar); si te permites sentir lo que sientes, el cuerpo te pedirá lo que más necesita en este momento. En todo caso, hay que intentar relajarse, soltar, y confiar que se va a equilibrar la energía y devolvernos a un estado más sereno.

Bueno, espero que te haya resultado interesante… En la próxima entrada hablaremos de la fase Madera y su emoción, la ira, cuyo aspecto positivo es la asertividad… 

*los términos “fase” o “movimiento” reflejan más la cualidad dinámica de esta clasificación, que no es compartimentada o no representa energías diferentes, sino que la misma energía tiene varias cualidades que se expresan en mayor o menor medida según las circunstancias (como la luz blanca contiene todos los colores pero desvela sólo el verde cuando ilumina una planta)


**el pensamiento chino no entiende la causalidad como una secuencia en el tiempo, a la manera occidental. Por eso, cuando se dice que la ira “afecta” al Hígado, se trata más bien de una relación recíproca, una resonancia o sincronía entre fenómenos : un exceso de ira agota la energía del Higado, sobre todo el Yin de Higado, pero también una persona que tiene problemas de Higado (por factores externos, como comer demasiados fritos por ejemplo) puede desarrollar una tendencia a la frustración y un temperamento iracundo.

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